"Y me diste ese abrazo tan grande
que rompió todos mis miedos"
Los Domingos que no trabajo (impartiendo algún taller) lo disfruto enormemente, pues implica ese café diario, pero disfrutarlo de modo especial. Iniciar el primer sorbo caliente, y disfrutar sin tiempo y espacio yo con mis pensamientos, sueños, visualizaciones o simplemente escribiendo.
Mi compañero de vida; aprovecha esas primeras horas del finde para andar en bicicleta, así es que el hace ejercicio corporal y físico y yo ejercito mi pensamiento yendo a mi espacio sagrado dónde puedo planear y construir todo aquello que ya es una realidad en mi mente...
Este domingo fue diferente, me dormí muy tarde pues estaba muy inquieta, pesando en mi hija que estaba de este lado de mundo, trabajando y que me dijo volvería al País que vive, justamente el sábado por la noche, y ella nos consciente mucho pues nos tiene al tanto de sus viajes y dónde es que se encuentra, que es una verdadera cortesía.
Esta vez sus mensajes eran muy escuetos, (los padres y nuestro sexto sentido) algo es diferente, me decía yo, mientras le jalaba las alas, túnica y energía a toda la corte celestial, para que su regreso a casa (su casa) fuera en bienestar. Su mensaje escueto de la mañana del domingo fue, estoy haciendo escala: me faltan tres horas para llegar...
Fiuuuuu... mi corazón respiro tranquilo, que bueno!! fue mi respuesta ya estás de aquel lado del océano (mensaje visto, más no contestado) , yo mientras tanto disfrutando sorbo a sorbo mi café, sintiendo en cada uno de esos sorbos pasar el tiempo aparejado en el cambio de temperatura del mismo.
Suenan las 12 del mediodía, y el reloj cucú me recuerda que tenemos amigos para comer, y me espabilo, en ese momento oigo cerrar una puerta de auto, y unas rueditas de equipaje anunciando una llegada... la campana suena y mi corazón empieza a galopar sin motivo alguien a tocado a la puerta... y ahí filmando mi reacción está mi hermosa viajera, iluminando mi vida con esa sonrisa suya, y nos fundimos en ese abrazo ella de volver al refugio en los brazos de su madre, y yo en el agradecimiento de un "detalle espectacular" de volar a ver aunque poco tiempo a los padres.
Y ahora mismo disfrutando de su presencia, de su compartir la vida de adulto a adulto, aunque yo lo que veo es una pequeña y hermosa niña sentada arriba de la mesa (fue niña trepadora, nada femenina para los estándares y creencias de los latinos) con sus colitas disparejas, su hoyuelos al sonreír y esa voz tan particular, la oigo hablar de: empresa, de presupuestos, de gestión, pero el lenguaje de corazón me traduce, los extrañaba mucho, quería recargar pilas, quería recordar lo que se siente ser sostenida en el regazo de papá y mamá con la música en el oído de un corazón amoroso.
Hoy tomando nuestro café, te invito; a si aún tienes la dicha de contar con tus padres o alguno de ellos, en este plano, dales esa sorpresa, aún cuando vivas en la misma ciudad, ve y dales el mejor regalo que un padre puede pedir La presencia y cariño de los hijos; y tu concédete el regalo de recibir uno de esos abrazos que sostienen, que arropan, ese abrazo que te hace fuerte y abundante, para que sigas en el camino, tan bien parado y arraigado que ningún viento te podrá tumbar.
Que disfrutes plenamente a tus padre e hijos de tenerlos, y de no ser así, corre con los hermanos o amigos, ellos también son importantes de IDA y VUELTA.
Feliz día, felices vínculos.
M. Patricia Garza Alejo
Terapeuta/Coach/Counsellor
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