“No todos los
ojos cerrados sueñan....
Ni todos los
ojos abiertos ven...”
Hoy
estoy de nueva cuenta con ustedes, después de una pequeña charla de minutos en
que coincidimos en la cocina Maxi (mi compañera y socia) y yo, de ese nuestro refugio al que
cariñosamente llamamos “La Morada” (significando que es justo
donde moran nuestros sueños cumplidos, poniendo al servicio de los demás este
nuestro oasis en medios del caos de cada día, llamado lo cotidiano.)
Y
hablamos de como cuando una persona es amable, generosa, empática, y se pone a
disposición de los demás, como con el tiempo; se va perdiendo ese reconocimiento de generosidad,
que llega un momento que los que reciben ya no lo aprecian (pues se hace tan
cotidiano) .
Y
como... los que reciben, salen corriendo al no saber como restituir, lo
recibido. Mientras tanto esa persona generosa ve partir a aquellos que más
aprecia (...y paradójicamente las
personas que dan generosamente ¿se quedan solas?) porque ¿dan más de lo
que reciben?.
Y
me encontré con una explicación maravillosa de como; se dan las paradojas.... y
de pronto tratando de encontrar como compartirlo con ustedes, me topo éste
hermoso escrito, que va en esa línea, de ese comportamiento que por repetirse
se convierte en esa inexplicable paradoja, y muchas veces ni siquiera
entendemos ¿porqué?
LA
PARADOJA DE NUESTRO TIEMPO
La
paradoja de nuestro tiempo es que tenemos edificios más altos y
temperamentos
más reducidos, carreteras más anchas y puntos de vista más estrechos.
Gastamos
más pero tenemos menos; compramos más pero disfrutamos menos.
Tenemos casas mas
grandes y familias mas chicas, mayores comodidades y menos tiempo.
Tenemos
más grados académicos pero menos sentido común, mayor conocimiento pero menos
capacidad de juicio, más expertos pero más problemas,
mejor medicina pero menos
bienestar general.
Bebemos
demasiado, fumamos demasiado, despilfarramos demasiado, reímos muy poco,
manejamos muy rápido, nos enojamos demasiado, nos desvelamos demasiado,
amanecemos cansados, leemos muy poco, vemos demasiada televisión
y oramos
agradeciendo muy rara vez.
Hemos
multiplicado nuestras posesiones pero reducido nuestros valores.
Hablamos
demasiado, amamos demasiado poco y odiamos muy frecuentemente.
Hemos
aprendido a ganarnos la vida, pero no a vivir.
Como
dice alguna canción, hemos añadido años a nuestra vida, no vida a nuestros años.
Hemos
logrado ir y volver de la Luna, pero se nos dificulta cruzar
la calle para
conocer a un nuevo vecino.
Conquistamos
el espacio exterior, pero no el interior.
Hemos
hecho grandes cosas, pero no por ello mejores.
Tratamos
de limpiar el aire, pero contaminamos nuestra alma.
Conquistamos el átomo, pero
no nuestros prejuicios.
Escribimos
más pero aprendemos menos.
Planeamos
más pero logramos menos.
Hemos
aprendido a apresurarnos, pero no a esperar.
Producimos
computadoras que pueden procesar mayor información
y difundirla, pero nos
comunicamos cada vez menos y menos.
Estos
son tiempos de comidas rápidas y digestión lenta, de hombres de
gran talla y
cortedad de carácter, de enormes ganancias económicas
y relaciones humanas
superficiales.
Hoy
en día hay dos ingresos en la familia que aún tienen trabajo,
pero más
divorcios; casas más lujosas para quienes pueden solventarlas,
pero hogares
rotos.
Son
tiempos de viajes rápidos, pañales desechables, moral descartable,
“encuentros
de amor” de una noche, cuerpos obesos y píldoras que hacen todo,
desde alegrar
y apaciguar, hasta matar....
Son
tiempos en que hay mucho en el escaparate y muy poco en
la trastienda.
Tiempos
en que la tecnología puede hacerte llegar esta carta, y en que
tú puedas elegir
compartir estas reflexiones o simplemente borrarlas obviándolas.
Acuérdate
de pasar algún tiempo con tus seres queridos, porque ellos no
estarán aquí por
siempre.
Acuérdate
de ser amable con quien te admira, porque esa personita
crecerá muy pronto y
seguirá su propio camino.
Acuérdate
de abrazar a quien tienes cerca, porque ese es el único tesoro
que puedes dar
con el corazón, sin que te cueste ni un centavo.
Acuérdate
de decir “te amo” a tu pareja y a tus seres queridos, pero sobretodo,
dilo
sinceramente.
Un
beso y un abrazo pueden reparar una herida cuando se dan con toda el alma.
Acuérdate
de tomarte de la mano con tu ser querido y atesora ese momento,
porque un día
esa persona ya no estará contigo.
Date
tiempo para amar y para conversar, y comparte tus más preciadas ideas.
Y
siempre recuerda.....
La
vida, no se mide por el número de veces que tomamos aliento, sino,
por los
extraordinarios momentos que nos lo quitan.
George
Carlín
Llegamos a la conclusión después de nuestro encuentro
en este espacio increíble en el que hoy hemos coincidido, que nos hemos dado el
tiempo y el espacio , compartir desde la conciencia, que: si te quiero te lo digo, si te extraño te lo hago saber, y si necesitas de mi, aquí estoy y no me debes nada..... sólo ese abrazo que genera abundancia, pues al abrazar generas otro abrazo de vuelta, que cuando alguien decide dar un abrazo .... conectan dos corazones...
Hoy
tomando mi café frío, pero saboreando cada minuto de este maravillo tiempo
compartido con ustedes te invito a decidir.... ¿A quién abrazarás hoy? ...
Paradójicamente ¿a quién está del otro lado de la pantalla o a quién tienes ahí sentado a tu
lado....?
Que
disfrutes el finde...
La vida no es
como la ves.... te invito a soñar.
Patricia
Garza
Coach/Terapeuta /Counselor