lunes, 1 de junio de 2020

Especialmente Para Ti (del Libro Rojo de C.G.Jung)



En Europa todo vuelve poco a poco, a la vida, salir, encontrarse con las personas queridas, con amigos, respetar por dos horas las reglas de la "sana distancia" y después saltarse la regla para ese abrazo que los humanos y todo ser viviente  necesitamos, el contacto físico, pues por más que nuestra mente nos dice que somos "únicos" e "irrepetibles" y terminamos yendo por la vida como islas con su misión y valores propios e individuales; esta cuarentena nos ha venido a tirar por los suelos todas esas teorías, racismo, diferencias, fronteras, idiomas.

Las muestras de cariño, y el lenguaje del amor inalterable y universal, puedes no entender lo que digo, puedo no escuchar lo que dices, pero el abrazo va más allá de ser sólo una demostración de cariño, es algo más grande que ello. Y por más avance, tecnologías, y evolución: el contacto físico es lo que nos recuerda constantemente que somos uno en ese abrazo que nos fundimos, más allá de los miedos, recomendaciones, etc. 

Y teorías por los suelos, para aquellos que han promovido el NO a las vacunas, desprotegiendo a los que prometemos proteger (nuestros hijos) el Universo nos viene a mostrar lo que es un mundo sin vacunas, aquellos que creemos que "controlamos" nada es controlable, ni siquiera la libertad de abrazar y mirar a los ojos a quién más amas.

Creo que la enseñanza es ruda, pero necesaria, cuando decimos que hemos ido a la consciencia, pregunto nuevamente ¿de verdad hemos ido a la consciencia, es la primera vez que lo vivimos? No,no es la primera vez, que hemos hecho con las oportunidades anteriores, quizás tengamos que voltear al pasado y ver que nos ha dejado el aprendizaje, por lo pronto te comparto este diálogo en "El libro rojo de Carl G. Jung:


"Capitán el chico está preocupado y muy agitado debido a la cuarentena que nos han impuesto en el puerto"
- ¿qué te inquieta chico?- ¿no tienes bastante comida? ¿no duermes bastante?
- No es eso, Capitán, no soporto no bajar a tierra y no poder abrazar a mi familia.
- ¿Y si te dejara bajar y estuvieras contagioso, ¿soportarías la culpa de infectar a alguien que no puede aguantar la enfermedad?
- NO, no me lo perdonaría nunca, aún así para mi han inventado esta peste
- Puede ser, ¿pero si no fuese así?
- Entiendo lo que queréis decir, pero me siento privado de la libertad capitán, me han privado de algo
- Y tú private aún más de algo
- ¿Mé estáis tomando el pelo?
- En absoluto. Si te privas de algo sin responder de manera adecuada, has perdido.
- Entonces según usted si me quitan algo, para vencer ¿debo quitarme alguna cosa más por mí mismo?
- Así es; lo hice en la cuarentena de hace 7 años.
- ¿Y qué es lo que os quitasteis? 
- Tenía que esperar más de 20 días sobre el barco. Eran meses que esperaba de llegar al puerto y gozar de la primavera en tierra.
Hubo una epidemia a Port April nos vetaron de bajar. Los primeros días fueron duros. Me sentía como vosotros. Luego empecé a contestar aquellas imposiciones no utilizando la lógica. 
Sabía que tras 21 días de este comportamiento se crea costumbre, y en vez de lamentarme y crear costumbres desastrosas, empecé a portarme de manera diferente a todos los demás. Empecé a reflexionar sobre aquellas muchas privaciones que parecía hacían miserable la vida, y opté por entrar con una  visión justa y decidí vencer. Empecé con el alimento físico y del alma. Me impuse a comer la mitad de todo lo que yo comía habitualmente, luego empecé a seleccionar alimentos y pensamientos más digeribles, para no sobrecargar mi cuerpo y espíritu. Pasé a nutrirme de alimentos que por tradición había mantenido al hombre en salud.
El paso siguiente fue unir a esto, la depuración de pensamientos malsanos y tener cada vez pensamientos elevados, compasivos y nobles. Me impuse de leer al menos una página cada día de un Libro con argumentos que no conocía. Me obligué hacer ejercicios sobre el puente del barco. 
Un viejo hindú me había dicho años antes, que el cuerpo se potenciaba reteniendo el aliento, y respirando en conciencia. Me impuse hacer profundas respiraciones cada mañana. Creo que mis pulmones nunca habían llegado a tal capacidad y fuerza. La tarde era la hora de las plegarias, la hora de dar las gracias a cualquier entidad por no haberme enfermado, por el destino, las privaciones de toda mi vida.
El hindú me había aconsejado también de coger la costumbre de imaginar la luz entrar en mi y hacerme más fuerte. Podía funcionar también para la gente que amaba y que estaba lejos y así esta práctica también la integré mi rutina diaria sobre el barco.
En vez de pensar en todo lo que NO podía hacer, pensaba en lo que habría hecho una vez bajado a la tierra. Visualizaba las escenas cada día, las vivía intensamente y gozaba la espera. Todo lo que podemos obtener en seguida, nunca es duradero ni nos hace felíz.
La espera sirve para sublimar el deseo y hacerlo poderoso. Me había privado de alimentos suculentos, de botellas de ron, de imprecaciones y tacos. Me había privado de jugar cartas, de dormir mucho, de ociar, de pensar solo en lo que me habían quitado.

- ¿Cómo acabó Capitán?
- Adquirí costumbres nuevas. Me dejaron bajar después de mucho tiempo más del previsto.
_ ¿Os privaron de la primavera entonces?
- Si, aquél año me privaron de la primavera, y de muchas cosa más, pero yo había florecido igualmente, había llevado la primavera dentro, y nadie nunca más podrá quitármela.

¿ Lo amo, y cada día lo leo, pues me recuerda que para entender la sombra del otro, tengo que ir más profundo a la mía, y no por sólo conocerla sino porque ahí en la profundidad de mi oscuridad está mi luz infinita brillante, como en cada uno de los que conozco, que es algo que tampoco nadie ni nada puede apagar.

Gracias a mi socia Pilar Padilla por compartirme el link de libros y PDF de lectura de Carl G. Jung, mi personaje favorito, y guía profesional en mis hacer como psicoterapeuta y consejera, No sabes Pili el regalo tan valioso que me has dado, entre estos libros y mi material, pues en estos 75 días y he estado construyendo cada día mi propio paraíso, mi espacio de amor, donde veo y estoy con mi marido e hijos, amigos y personas que amo, mi propio universo lleno de cariño y abrazos...
Porque  ese espacio nadie en ninguna circunstancia podrá quitármelo.

Hoy tomando un café, viviendo un día más de aprendizaje, de autoreflexión, de comunicación con mis propias voces y equipo interno, les comparto este escrito, que se darán cuenta se escribió hace años,  pero la sabiduría es actual, las reflexiones las mismas y las decisiones nos pertenecen. Cada uno escoge cómo vivir su propia historia; eso nadie nos lo puede quitar.

Te abrazo a ti que me lees y no te conozco, pero sé que estamos conectados, por que somos una gran inteligencia colectiva, y lo que te pasa a ti, repercute en muchos, entre ellos en mi, ojalá que está lectura hoy te enriquezca en algo, en lo que sea, o el simple hecho de parar un momento e imaginar tu propio paraíso, eso ya me hace sentir que he contribuido con algo por mínimo que sea, para hacer más ligero, tu regreso a esta nueva etapa, o como en el caso de América, te ayude a ver desde otra visión, este día sea el que sea en tu calendario.





M. Patricia Garza Alejo
Psicoterapeuta/Coach/Asesora/Consejera
www.unplanbmx.com

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Son muy importantes tus comentarios, para enriquecerme y seguir promoviendo pensamientos positivos...Gracias por tu Generosidad......

Cuando decimos adiós...

  La muerte hace que afloren nuestros peores miedos para que nos enfrentemos a ellos de una forma directa. La muerte nos ayuda a vislumbrar ...